ENTREVISTA
Impulsar
el diálogo
entre expertos
En enero de 2020, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) respondió a la crisis de COVID-19 recurriendo a uno de sus recursos más preciados: su red mundial de expertos. Se crearon grupos ad hocpara brindar asesoramiento científico y directrices con la meta de responder a la amenaza.
¿Por qué la OIE les invitó a participar en un grupo ad hoc de expertos?
A.C.En mi calidad de jefa del Departamento de Virología del Centro Equino Irlandés, a lo largo del tiempo, me he enfrentado a muchas crisis de enfermedades derivadas de la incursión de virus exóticos, como el virus de la arteritis equina y el de la anemia infecciosa equina. En todos los casos, debimos brindar una respuesta inmediata aumentando nuestra capacidad de diagnóstico. Esto era exactamente lo que había que hacer en los laboratorios de todo el mundo para responder a la crisis de COVID-19. Entre otros aspectos, el grupo de expertos de la OIE evaluó las capacidades de los laboratorios veterinarios a nivel internacional y elaboró directrices para que pudieran realizar pruebas de alto rendimiento para el virus del SARS-CoV-2 en muestras humanas.
T.M. Me solicitaron que participara en dos grupos ad hoc de la OIE para estudiar la presencia de la COVID-19 en la interfaz hombre-animal y sus consecuencias para el comercio seguro de animales y productos animales. Como presidente del FLI, el instituto alemán de investigación sobre sanidad animal, aporté mis conocimientos sobre la respuesta frente a las zoonosis y la experimentación con animales, con el fin de lograr una clara comprensión de los riesgos de transmisión entre humanos y animales.
D.H.Con una larga experiencia en ecología de las enfermedades infecciosas y, concretamente, en las enfermedades emergentes de los murciélagos, me convocaron para participar en el estudio liderado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los orígenes del virus del SARS-CoV-2 en China. Nuestro laboratorio ya tenía una relación laboral con el Centro de Sanidad Animal y Epidemiología del Ministerio de Agricultura de China, ya que ambos contamos con el reconocimiento de la OIE como centro colaborador conjunto. Por último, con base en Nueva Zelanda, me encontraba en un huso horario muy práctico para comunicar a diario con los demás expertos que trabajaban en China durante la misión.
Más de
¿Cómo se mejoró la respuesta a la pandemia a través de la colaboración de los expertos?
A.C. En la primera reunión de marzo, los expertos de Españae Italiaque se encontraban en el pico de la ola, compartieron su experiencia sobre cómo sus Servicios Veterinarios comenzaron a testear muestras humanas en un plazo muy breve. Así, pudimos aprender de sus numerosos retos y preparar documentos de orientación para los laboratorios de sanidad animal de todo el mundo. Escuchar las experiencias de quienes están en primera línea también ayudó a los representantes de la OMS y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) a conocer las capacidades de los laboratorios veterinarios. Esto dio lugar a un verdadero trabajo de equipo entre quienes se ocupan de la salud humana y de la sanidad animal para hacer frente a la pandemia mundial.
T.M. Trabajar con colegas de diferentes campos, veterinarios, epidemiólogos, o con quienes se dedican a la investigación animal, nos permitió entender con rapidez el papel de los animales en la epidemiología del SARS-CoV-2 en la pandemia humana. Estos debates se plasmaron en documentos formales, con directrices y recomendaciones que ayudaron rápidamente a todos los países a adaptarse a la situación.
D.H. Lo más importante fue la rapidez para reunirse y comunicar abiertamente, algo que no hubiera sido posible hace dos o tres años. Antes de que empezáramos a recurrir a herramientas de comunicación electrónica como Zoom o Signal, are necesario estar presente in situ para participar en las discusiones de expertos. Gracias a esta configuración, y a la interpretación en tiempo real, pude hacer preguntas a médicos, científicos e incluso a pacientes en China desde Nueva Zelanda y contribuir así a las investigaciones sobre los posibles orígenes del SARS-CoV-2.
¿Cómo podemos aprovechar esta experiencia para responder mejor a futuras pandemias?
D. H. Compartir los conocimientos es lo que marca la diferencia, puesto que nadie quiere que otra pandemia nos tome desprevenidos en el futuro. Aparentemente, la exitosa respuesta de Nueva Zelanda a la crisis de COVID-19 se basó en parte en las redes informales que ya existían entre los laboratorios, los servicios de salud humana y sanidad animal y los expertos en general. Esto demuestra la necesidad de una mayor financiación a largo plazo para mantener la adquisición de conocimientos, las habilidades y las redes fundacionales de expertos que puedan responder rápidamente en caso de necesidad.
A.C. Son las personas que trabajan semana tras semana las que pueden mejorar su desempeño en una situación de crisis. Tenemos que fomentar un sistema que capacite a las personas para hacer frente a las grandes presiones y a las crisis, con equipos que trabajan regularmente.
T. M. Nuestra respuesta a esta crisis demostró al mundo lo importante que es el enfoque de «Una salud» para la salud mundial. Era importante mantener la notificación de los casos en animales, no porque los animales supongan un riesgo para los humanos, sino porque necesitamos una visión global de la situación epidemiológica. El sistema de estos grupos ad hoc no es nuevo, pero ahora, gracias a las tecnologías de la comunicación, se pueden organizar reuniones con poca antelación. No sólo para debatir, sino para coordinar las respuestas de forma rápida y eficaz.